Los principales periódicos de todo el mundo, publican hoy la noticia de que Francia acaba de aprobar un impuesto especial sobre los refrescos, con el objetivo de luchar contra la obesidad creciente de su población.(1)(2)(3)
La noticia, que ya era esperada, ha sorprendido porque finalmente el Parlamento ha decidido extender este impuesto a las bebidas edulcoradas artificialmente (llamadas “light”, "sin azúcar" o “diet”), a pesar de la posición en contra del ejecutivo. Los impuestos se han regulado separadamente, ya que los parlamentarios han ampliado este impuesto a las bebidas light en base a una medida recaudatoria, y no están seguros de que se sostenga ante una posible revisión del Consejo Consitucional.
Lo que parecen ignorar los políticos franceses, y especialmente el ministro de salud, quién no apoyaba la extensión del impuesto a los refrescos light, es que numerosos estudios científicos han probado que el riesgo de obesidad, a largo plazo, es mayor entre las personas que sólo consumen refrescos light, frente a las que consumen refrescos con azúcar.
Lo que parecen ignorar los políticos franceses, y especialmente el ministro de salud, quién no apoyaba la extensión del impuesto a los refrescos light, es que numerosos estudios científicos han probado que el riesgo de obesidad, a largo plazo, es mayor entre las personas que sólo consumen refrescos light, frente a las que consumen refrescos con azúcar.
El impuesto francés
El gobierno francés justificó este impuesto en base a los estudios de la Organización Mundial de la Salud, que muestran un aumento en el peso medio de los franceses de más de 3 kilos entre 1997 y 2009.
En realidad, el impuesto sobre los refrescos con azúcar, se incluía en el paquete de “las medidas de austeridad” anunciadas por el ejecutivo el pasado mes de agosto. Esta coincidencia, hacía sospechoso a este impuesto de ser en realidad una medida recaudativa populista, ya que el gobierno espera recaudar 120 millones de euros que destinará a reducir los costes de seguridad social de los agricultores.
Es más, desde su anuncio, surgieron serias dudas de que realmente este impuesto se basase en un estudio profundo sobre la obesidad. Los profesionales de la salud se preguntaban por qué no se había incluido bajo el paraguas del nuevo impuesto otros alimentos que igualmente están causando el aumento de obesidad en la población, como las patatas fritas, las salchichas, o la mayonesa. Por otro lado, también se planteaban si no sería más eficaz para luchar contra la obesidad reducir el precio de los alimentos saludables como frutas, verduras o pescado, en lugar de gravar los alimentos con azúcar.
Finalmente, la pregunta es si el aumento de un céntimo en el precio de la lata (entre 3 y 6 céntimos el litro), puede realmente prevenir el consumo de este tipo de bebidas.
¿Las bebidas light causan obesidad?¿Por qué?
Que las bebidas con azúcar causan obesidad no es ninguna sorpresa para nadie, numerosos estudios científicos prueban esta relación, por ejemplo, la Universidad UCLA cifra en un 27 por ciento el incremento del riesgo de padecer obesidad, cuando se consume una lata de refresco al día.
Pero cuando hablamos de bebidas light, en principio, no parece que pueda haber ninguna relación entre estas bebidas y la obesidad: si no contienen calorías, no pueden contribuir a un balance energético positivo, ¿cierto?
Pues parece que no, numerosos estudios científicos han probado que, a largo plazo, las bebidas edulcoradas artificialmente causan obesidad a pesar de no contener azúcar en su composición.
Uno de los estudios más sorprendentes es el de la doctora Sharon P. Fowler, y sus colegas de la Universidad de Texas Health Science Center, San Antonio, quienes realizaron un estudio con datos recopilados durante 8 años, sobre 1.550 personas de entre 25 a 64 años. La doctora Fowler dijo "Lo que no nos sorprendió fue que el consumo de gaseosas estuviera vinculado con el sobrepeso y la obesidad. Lo sorprendente fue cuando vimos que la gente que sólo consumía bebidas light tenían un riesgo de obesidad aún mayor. Hubo un aumento del 41 por ciento en el riesgo de padecer sobrepeso por cada lata o botella de refresco light consumida al día.”
Un estudio de la Universidad de Purdue lanzado en el 2008 reportó que las ratas con dietas que contenían el edulcorante artificial sacarina ganaron más peso que las ratas que recibieron alimentos azucarados. Las ratas parecían experimentar una conexión fisiológica entre los sabores dulces y las calorías, lo que les llevó a comer en exceso. [S.E. Swithers, T.L. Davidson. A Role for Sweet Taste: Calorie Predictive Relations in Energy Regulation by Rats. Behavioral Neuroscience. February 2008, Volume 122, Number 1, doi: 10.1037/0735-7044.00.0.000]
Otros investigadores han encontrado que cualquier tipo de sabor dulce señala a las células del cuerpo que deben almacenar carbohidratos y grasas, lo que a su vez hace que el cuerpo anhele más alimentos, según publica el Arizona Center for Advanced Medicine (ACAM), quién explica el mecanismo por el cual las bebidas light provocan obesidad:
“Los sabores dulces promueven la liberación de insulina, que bloquea la capacidad del cuerpo para quemar grasa. Esta es una respuesta adaptativa, ya que durante millones de años los sabores dulces han significado que los niveles de glucosa en la sangre están a punto de subir, y cuando hay exceso de azúcar, ésta debe ser almacenada para los tiempos cuando la comida escasee. Los edulcorantes artificiales tienen el mismo efecto sobre la insulina: las bebidas light con su sabor dulce aumentan la insulina y por lo tanto el almacenamiento de grasa. Sin embargo, estos refrescos no proporcionan ningún azúcar, por lo que el consumidor almacena la glucosa que ya estaba presente en la sangre. Esto hace que ya no haya glucosa en la sangre disponible para generar energía, el azúcar en la sangre cae en picado, la persona probablemente se siente cansada, y entonces comienza la sensación de hambre. El consumidor come más, y aumenta de peso. El consumidor bebe entonces otro refresco o incluso come una barra de chocolate para saciarse.”
Conclusión
Parece que si Francia o cualquier otro país está pensando en regular un impuesto sobre los refrescos que realmente ayude a combatir la obesidad, los primeros de la lista deberían ser los refrescos light; por tanto, parece haber suficientes argumentos para que el Consejo Constitucional francés no retoque el nuevo impuesto aprobado ayer.
Por otro lado, según la ACAM, ningún estudio publicado ha demostrado que beber refrescos light haga que una persona pierda peso, por lo que los consumidores preocupados por su peso, realmente harían mejor en eliminar completamente los refrescos light de su dieta y sustituirlos por agua u otras bebidas beneficiosas como los zumos naturales o el agua con limón.